27 de abril de 2024

Pensá un número, la calificación seguramente sea corta

La nueva propuesta de Netflix sigue la vida y obra del reconocido compositor Leonardo Bernstein, con el foco puesto en la vida privada del protagonista y principalmente la relación con su esposa Felicia Montealegre.


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Por Ignacio Pedraza

Una frase inicial en placa negra marca lo que Leonard Bernstein (Bradley Cooper) opinaba sobre el arte: hacer preguntas y no responderlas; ser rebelde. A partir de un llamado que le da la oportunidad de dirigir su primera orquesta, la característica del protagonista se fundamenta en esa frase a través de la provocación, el libertinaje y el escape a lo normal.

Maestro (2023) es una de las últimas propuestas del año de Netflix –que llega previamente a cines selectos- y que se cola en el momento justo del calendario donde en la agenda comienza a instalarse la cuestión de los premios. Está claro que, debido a sus atributos técnicos y un género bien posicionado para los críticos, se ubica entre las propuestas que estará en el boca a boca entre las alfombras rojas. A esto se suman nombres pesados en su producción que le dan mayor entidad al film: Steven Spielberg, Martin Scorsese y Todd Phillips.

Si bien los dos primeros nombres solo estuvieron acompañando el proyecto –en algún momento se pensó en ellos en la dirección-, Cooper toma aspectos propios de esos dos realizadores para su narración, principalmente en los primeros minutos del largometraje para retratar la juventud del músico de manera dinámica con el encanto que ha sabido retratar el «Rey Midas de Hollywood». Asimismo, el realizador y guionista –junto a Josh Singer– logra emular los códigos de los films de la época dorada del cine.

Respecto a la metodología para llevar adelante la trama, hay una clara diferenciación en el trato sobre la vida de Bernstein que logra notarse a través de los colores; una primera parte que se apoya en lo acromático donde quizá representa –irónicamente- los aspectos más esperanzadores de la biografía y el ascenso para convertir su nombre como lo conocemos hoy en día y, contrariamente, la coloración revela las matices más inestables y turbulentas de LB.


Sin embargo, el principal foco está inmerso en las idas y venidas del matrimonio entre el protagonista y Felicia Montealegre (Carey Mulligan), donde su relación es el nudo principal del largometraje; tan así que Mulligan sobresale convirtiéndose en el alma del mismo. La química entre Cooper y la actriz es total, donde cada interacción es preponderante y sería poco llamativo si sus nombres estuvieran entre las nominaciones para las estatuillas.

Asimismo, el costado profesional del compositor se observa puntillosamente en secuencias que demuestran su importancia en el mundo de la orquesta, con su obra Misa como estandarte sobre esta cuestión. Sumado a la propia musicalización basada en las creaciones de Bernstein que te envuelven en dicho contexto y que enaltece su nombre para aquellos que no conocían mucho sobre la historia del protagonista.

Si bien hay fragmentos de su biografía obviados –algunas cuestiones de compromiso político son rehuidas respecto a la sexualidad, por ejemplo- Bradley Cooper demuestra que puede ofrecer producciones a través de diferentes roles con muchísima altura y en Maestro se posiciona entre las mejores del año, con un disfrute como pocas veces se siente en estos tiempos.


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