19 de marzo de 2024

instrucciones para sobrevivir en una sociedad post-apocalíptica

La compleja pareja de Joel y Ellie intentan lograr el objetivo de cruzar el país para encontrarse a resguardo y encontrar la cura del virus que dejó el mundo en ruinas. Sin embargo, el camino de los dos protagonistas tendrá obstáculos de todo tipo.


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Por Ignacio Pedraza

Existe un terreno muy complejo en el mundo de las series y películas que refieren a las adaptaciones de los videojuegos: en su mayoría repudiadas por el traspaso de la consola a la pantalla y aborrecidas tanto por los fans gamers más acérrimos como por el público que sólo se interesa en la trama. Sin embargo, como todo en la vida, hay excepciones y The Last of Us (2023) parece ser una de ellas.

Uno de los proyectos más ambiciosos de HBO y Naughty Dog llegó al cierre de su primera temporada, volviéndose probablemente la serie más destacada y que más expectativas generaba en el inicio de año. De la mano de Craig Mazin y Neil Cuckmann, la serie de nueve episodios adaptó la trama del primer juego, con una ambientación exacta y muchas veces con la misma fotografía que se veía a través de la siempre querida PlayStation.

Los aspectos técnicos cumplen de manera determinada, tanto en la puesta en escena como en la musicalización, que contó con los mismos encargados de la obra original encomendados por el argentino Gustavo Santaolalla. Fuera de la misma, el casting compuesto por la dupla protagónica de Pedro Pascal y Bella Ramsey también se destaca, por la composición de ambos actores para retratar a Joel y Ellie, respectivamente, como la química entre ambos para reflejar la enrevesada relación en un contexto muy desfavorable.


Desde el primer episodio –con notables escenas previas a los títulos- el pesimismo se hace notar y construye un ambiente incómodo que traspasa la pantalla, sin obviar las causas que explican de manera detallada la propagación del virus ni los motivos que despertaron las características de los personajes. A esto se le suman los conflictos de intereses de manera sociales y políticos que generan realmente una coyuntura desoladora en pleno punto de ebullición para ser una matanza unos contra otros.

Pero a lo que uno puede insinuar –sin conocer el juego- que podría caer en las reglas del género con respecto a la acción y el terror, acá sorprende: la verdadera razón del proyecto pasa por los aspectos intimistas y personales en aquel entorno tan especial. La espectacularidad o la violencia quedan a un lado o, aún mejor, se presenta de manera dramática y a través de sus personajes y las vivencias de ellos. Aquellos hongos infecciosos no son solamente los escollos a superar, sino una parte del motivo para conocer a Parker y Williams, conocer su relación y verla florecer -más saludablemente contagiosa-.

No por nada la serie está repleta de flashbacks, de relato no lineal e historias que no necesariamente –o de manera indirecta- los tiene a ellos en el centro de atención, con la tan elogiada trama de Frank (Murray Bartlett) y Bill (Nick Offerman) como máximo exponente. Cada argumento y personaje suman semillas para explicar este calamitoso universo y cómo se sobrevive ya que, a cuesta de exageraciones, nos tocó vislumbrar mínimamente hace un par de años.

Manteniendo el espíritu de lo creado por Druckman –donde se nota que también tuvieron su voz en la producción-, The Last of Us sabe brillar por varios aspectos y generar el interés tanto de quienes conocen la historia con anterioridad como aquellos que no tocaron un joystick jamás, y logra darle aire a un género que tuvo muchos antecedentes en los últimos años.


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