28 de abril de 2024

El opio de las familias

Con la sorprendente noticia de que debe mudarse a Nueva Jersey, la joven Margaret debe emprender el viaje y las nuevas vivencias en los suburbios junto a su familia previo al salto a la escuela secundaria.


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Por Ignacio Pedraza

El campamento pasó con una vorágine, a la par de las dinámicas secuencias que se presentan, voraz representando la diversión de la joven y proporcionalmente inverso a la cruda noticia que le presenta su familia una vez que vuelve: deben mudarse a Nueva Jersey, con un sentido cambio de vida.

Dios ¿Estás ahí? Soy yo, Margaret (Are you There, God? It´s Me, Margaret, 2023) representa un nuevo coming of age de la mano de Kelly Fremon Craig, quien ya incursionó en el subgénero con Mi vida a los diecisiete (The Edge of Seventeen, 2016), por lo que podemos hablar de una especialista en la materia. Sin embargo, a diferencia de las historia protagonizada por Hailee Steinfeld, la nueva comedia presenta diferentes rasgos.

Interpretado por Abby Ryder Fortson, la inocente Margaret con sus trece años está finalizando la educación primaria y afronta los típicos embrollos y cambios de una chica de su edad. A eso se suma la mudanza a cargo de sus padres Barbara (Rachel McAdams) y Herb (Benny Safdie), por lo que la protagonista debe encontrar su espacio en los suburbios con las lógicas propias que marca la juventud y el barrio.

Si bien la trama no representa ningún aspecto novedoso y navega entre las lógicas del sub-género, lo más interesante de la adaptación de la novela homónima de Judy Blume pasa por la narración y la gran capacidad para relatar de manera dinámica y con optimismo las vivencias.

En esta idea transcurren las transiciones de la protagonista, reforzadas por su interacción con el amplio grupo juvenil que la acompaña, acompañada de una acorde musicalización de Hans Zimmer, propia a la coyuntura de 1970 que se desarrolla la trama.


Con el título como guiño, uno de los puntos fuertes en el que se evidencian estos cambios –sujetos inevitablemente en resquemores- es la potencial decisión que debe afrontar Margaret sobre la religión, con la parte paterna proviniendo del judaísmo y la materna del catolicismo. De allí surge uno de los mejores personajes del film: la abuela Sylvia (Kathy Bates) es otra pata fundamental en la formación de la protagonista, siendo formadora de varios focos de tensión y presente en demasía, en contraposición a esa nebulosa moldeada respecto a sus otros parientes.

Otro aspecto que puede diferenciarla con respecto a trabajos de similares características pasa por el lazo entre la madre e hija. No tanto por su relación familiar como hemos visto en Lady Bird (2017), sino por situaciones análogas vividas para cada una de ellas tomando en cuenta las respectivas etapas de vida, dando a entender lo que representa la mudanza y la construcción del nuevo hogar más allá de la edad. Casi como Jennifer Connelly en Top Gun: Maverick (2022), la cámara saca a relucir toda la belleza y carisma de McAdams, quien realiza un gran trabajo con diversas facetas por la que pasa su personaje.

A lo que escribía virtualmente Simón en Yo soy Simón (Love, Simon, 2018) o vocalizaba en off Charlie en Las ventajas de ser invisible (The Perks of Being a Wallflower, 2012), en este caso Margaret decide expresar sus inquietudes nada más ni nada menos que con el Todopoderoso.

¿A cuál de todos por los que las creencias se debaten? Es algo que la propia pre-adolescente pensará en una de las propuestas más simpáticas del año.


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