26 de abril de 2024

Misterio y deseo en la hostilidad

La ópera prima de Agustina San Martín indaga en búsquedas concretas que puntualizan en aproximaciones al trauma, el despertar sexual y los mitos locales, valiéndose del espacio, los silencios y las miradas como ejes narrativos.


Por Ignacio Rapari

Matar a la bestia, el largometraje catalogado como gótico tropical y estrenado en el Festival de Toronto se centra en Emilia (Tamara Rocca), una joven de 17 años que tras la muerte de su madre inicia la búsqueda de su hermano, Mateo, a un pueblo cercano a la frontera de Argentina y Brasil. El paradero de Mateo es desconocido, hecho que desde el momento cero parecería ser uno de los intereses principales de la historia, aunque simplemente será la excusa para el desarrollo intervenga en aspectos mucho más complejos.

La llegada de Emilia al lúgubre caserón de su tía Inés (Ana Brun) será casi simultánea a la de Julieth (Julieth Micolta), una huésped que repercutirá en la protagonista con un impacto considerable, así como todo lo que rodea a Inés. Nada es minúsculo alrededor de esta joven que deja llevarse por los impulsos del autodescubrimiento; ni su pasado, presuntamente traumático, ni su presente, en el que se entremezclan los tórridos alrededores fronterizos como imanes de la contemplación y el encuentro de cuerpos y, simultáneamente, la exhaustiva pesquisa llevada a cabo por los lugareños de un espíritu malvado reencarnado en un buey.

Más allá de algunos pasajes intermitentes, resulta un acierto notable la tensión entre imagen y sonido y, por añadidura, los atributos que tanto de manera conjunta como aislada ambos aspectos toman para hacerse cargo de una narración que apuesta por lo onírico y no así por un realismo dominante.

Matar a la bestia, además de ser una promitente carta de presentación de su directora Agustina San Martín y un equipo de producción deseado, es un más que interesante relato de vertientes fantásticas en el que la quietud y los silencios no necesariamente implican calma y placer.

Emilia, 17, llega a un particular pueblo religioso en el borde entre Argentina y Brasil. Está buscando a su hermano, con quien tiene un oscuro asunto que resolver. Se aloja en la posada del monte de su extraña tía Inés donde, según los rumores, hace una semana apareció una bestia. Según dicen, esta bestia es el espíritu de un hombre malo que habita el cuerpo de distintos animales.
Entre lo real y lo mitológico, lo humano y lo animal, la culpa y lo sexual, Emilia buscará enfrentarse con su pasado.

DIRECCIÓN Y GUION: Agustina San Martín

DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA Y CÁMARA: Constanza Sandoval

DIRECCIÓN DE ARTE: Agustín Ravotti

EDICIÓN: Ana Godoy, Juan Godoy, Agustina San Martín, Hernán Fernández

ELENCO: Tamara Rocca, Ana Brun, Julieth Micolta, Jõao Miguel, Sabrina Grinschpun, Kaique Jesus

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1 comentario en «Matar a la bestia, de Agustina San Martín (Review)»

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