26 de abril de 2024

Una lección de vida cargada de mucho humor

Martin McDonagh vuelve a repetir la fórmula este año con Los espíritus de la isla (The Banshees of Inisherin), comedia que toma como punto de partida la crisis de la mediana edad de sus personajes principales y sirve como base para reinventar el género coming-of-age.


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Por Nela Machado

Hace cinco años Martin McDonagh se consolidó como un gran director y guionista gracias a Tres anuncios por un crimen (Three Billboards Outside Ebbing, Missouri), una comedia negra que se centra en el dolor, el duelo y la sed de venganza de una madre cuya hija ha sido asesinada y siente que la policía no está haciendo el trabajo pertinente para encontrar el culpable. McDonagh demostró su astucia para crear una historia cargada de humor a partir de un hecho sórdido. Una combinación que en teoria parece difícil de conseguir. Sin embargo, el realziador vuelve a repetir la fórmula este año con Los espíritus de la isla (The Banshees of Inisherin), comedia que toma como punto de partida la crisis de la mediana edad de sus personajes principales y sirve como base para reinventar el género coming-of-age.

Cuando consultamos qué es coming-of-age, se nos dice que es “un género literario y cinematográfico que se centra en el crecimiento psicológico y moral del protagonista”. Como está asociado al crecimiento, madurez, etc., normalmente el personaje principal es un adolescente. En los últimos años el género se ha vuelto más popular gracias a películas como The Edge of Seventeen, Boyhood y Ladybird. Sin embargo, The Los espíritus de la isla tiene mucho de este género.

La película protagonizada por Colin Farrell y Brendan Gleeson tiene una premisa muy escueta: Padraic (Farrell) es un hombre amable y despreocupado; no es muy inteligente pero tampoco necesita serlo, tiene a su hermana, Sihoban (Kerry Condon), a la que adora y con la que vive, a su querida burra Jenny y a su mejor amigo, Colm (Gleeson). Eso es lo que ha tenido, aparentemente durante años, hasta que un día Colm le informa de que simplemente ya no quiere ser amigo de Padraic. Se niega a hablar con él o a sentarse con él en el pub.


LA REINVENCIÓN DEL COMING-OF-AGE
Ese silencio abrupto por parte de Colm puede ser percibido como un acto de inmadurez, pero en realidad se trata de un reflejo de la crisis existencial que está atravesando el personaje. Con la Guerra Civil Irlandesa de fondo (literalmente, ya que hay escenas en las que se ve y se escuchan explosiones al otro lado del mar), Colm empieza a reflexionar acerca de su vida, de lo que ha alcanzado y lo que le depara el futuro. Con el pasar del tiempo, se da cuenta que quiere aprovechar lo que le queda para dejar su huella incluso después de su muerte y malgastar sus días bebiendo en el pub del pueblo junto con Padraic, parece no ayudar demasiado.

Mientras tanto, Padraic es una persona tan imperturbable desde el punto de vista existencial, que no se preocupa por la vida ni por la guerra ni por envejecer ni por nada. Él tiene todo lo que necesita en un pueblo ubicado en medio de la nada, con menos de un centenar de habitantes. El hecho de que Colm ya no quiera ser su amigo es quizá lo único que puede causarle verdadera preocupación. Es allí cuando Padraic también empieza a hacer un examen de conciencia, donde intenta obtener respuestas sobre por qué su amigo ya no quiere ser su amigo, se plantea si ha dejado de ser buena persona o, en cambio, si necesita dejar de serlo para que su vida vuelva a ser como siempre ha sido.

Es por eso que se asocia la película con el género coming-of-age: los personajes principales han llegado a la crisis de la mediana edad, en un pueblo remoto con la guerra en pleno desarrollo. Ambos, por razones diferentes, empiezan a replantearse su vida, lo que tienen, lo que quieren, lo que han sido hasta ese momento y, por supuesto, lo que aspiran ser hasta el último días de sus vidad. Incluso Sihoban, la hermana de Padraic, también se replantea su vida, tras darse cuenta que es demasiado inteligente y valuable para el futuro que le espera en un pueblo que, apartentemente, termina por acabar con la sanidad mental de sus habitantes.

Aunque todo esto parece muy real y por momento dolorosa, Los espíritus de la isla es, ante todo, divertida. Una comedia sobre no saber qué está pasando en tu vida, incluso cuando intentas ser el dueño de tu propio destino, incluso cuando pensabas que podías tenerlo todo resuelto. McDonagh aprovecha la crisis existencial de los protagonistas para crear una lección de vida cargada de mucho humor, donde nos dice que tenemos un tiempo limitado en esta tierra y no siempre podremos tomar decisiones que nos satisfagan a la perfección. Quizá parte de la vida consista en aceptar vivir de vez en cuando con ese descontento. Es importante sentarse y pensar qué queremos ser, da igual si es cuando tenemos diecisiete, veinticinco, treinta o cincuenta años. Nunca es tarde para crecer y madurar, y los habitantes de Inisherin lo saben.

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