27 de abril de 2024

Jodie Foster y Kali Reis protagonizan la cuarta temporada de la serie de antología

EN LA GÉLIDA ALASKA, LA DETECTIVE LIZ DANVERS DEBE INVESTIGAR SOBRE LA DESAPARICIÓN DE OCHO CIENTÍFICOS. SIN EMBARGO, VARIAS DE SUS PISTAS CONCUERDAN CON OTRO CASO ANTERIOR INCONCLUSO EN EL QUE TRABAJÓ LA POLICÍA NAVARRO, POR LO QUE LAS DOS MUJERES VOLVERÁN A UNIRSE.


Si te gusta lo que hacemos, podés colaborar con tu aporte.

Invitame un café en cafecito.app

Por Ignacio Pedraza

El nombre True Detective conlleva un valor importante en la historia de la pantalla chica. En iguales proporciones geniales de policial y de calidad, tanto técnica como narrativa, cada estreno de una nueva temporada trae consigo el peso de rebatir su fama. Claro que, al contar con una propuesta propia de una antología, corre por un camino diferente y el sendero tiene muchas modificaciones en True Detective: tierra nocturna (True Detective: Night Country, 2024).

Sobre este punto se debe haber apoyado la showrunner Issa López para adentrarnos en una historia que se aleja de lo que vimos anteriormente y que logre su propia identidad, obviamente apoyado en el nombre que conlleva la creación de Nic Pizzolatto. En este caso la ciudad de Ennis, en Alaska, mueve al policial dentro de un territorio específico que ya de por sí le da aspectos tenebrosos.

Es inevitable pensar que la gélida ciudad estadounidense es un escenario propicio para que la investigación se vuelva aún más enredada, y es un componente especial para fomentar más en la típica frase “pueblo chico, infierno grande”. Cuando ocho científicos desaparecen de su espacio de trabajo, las fuerzas policiales deberán investigar sobre su paradero y al frente estará la dura Liz Danvers (Jodie Foster).

Indudablemente, a medida que vamos conociendo que dicho caso se relaciona con uno anterior que tuvo en jaque a la policía Evangeline Navarro (Kali Reis), quien volverá a cruzarse con Danvers justo cuando su relación no está pasando por el mejor momento, las dos protagonistas femeninas se verán envueltas en las lógicas del pueblo y los intereses entrecruzados entre la ciencia, la mina y los habitantes de diferentes comunidades que albergan.

Sin embargo lo que más puede llamar la atención de este estreno de HBO es la trama que coquetea con lo sobrenatural. Uno podía advertir que tomando en cuenta el paisaje por el que se mueven nuestras protagonistas que el suspenso era un recurso más que valedero, hasta incluso aspectos de terror funcionales a la fotografía de Florian Hoffmeister, pero se apoya directamente para darle diferentes tintes a lo policial y que la investigación no se apoye sólo en lo verosímil.

Ese coqueteo se hace evidente en la interacción entre las dos principales, donde los recorridos de Liz y Evangeline son distintos y abordan ambos aspectos escépticos y dogmáticos, con sus contextos sociales también interviniendo. Tanto la interpretación de Foster como Reis como la caracterización de sus personajes a través del guion de la propia López son potentes, y son avasalladores como para dejar en un segundo plano otras subtramas interesantes como la de Leah (Isabella Star LaBlanc), la de la familia Prior o el extravagante personaje de Fiona Shaw.

¿Qué hubiese pasado si llevaba otro nombre? Si bien es inevitable pensar que el título le dio legitimidad para su inicio, el producto no falla y el recorrido a lo largo de los seis episodios genera su propia identidad y propone algo diferente -tanto que Pizzolatto se puso en la vereda de enfrente y criticó la moción más allá de aparecer como productor ejecutivo-, por lo que eleva la vara de sus dos últimas temporadas, aunque no esté a la altura de la primera; tarea difícil si las hay.


Si te gusta lo que hacemos, podés colaborar con tu aporte.

Invitame un café en cafecito.app

About Author

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial